Una nueva tragedia aérea volvió a sacudir el lunes al mundo del fútbol. El avión en el que se desplazaba
el equipo brasileño del Chapecoense se estrelló cuando estaba a punto de llegar a su destino, el aeropuerto de Medellín, donde este miércoles tenía previsto disputar el partido de ida final de la Copa Sudamericana con el Atlético Nacional. En la aeronave viajaban 77 personas: 71 murieron y
seis sobrevivieron al siniestro: dos miembros de la tripulación, tres futbolistas y un periodista. Al menos dos de esas víctimas se encuentran en estado grave. Las autoridades aún no han confirmado las causas que provocaron que el avión, un chárter de
la compañía boliviana Lamia, se estrellase cuando se encontraba tan cerca de su destino.
El avión que transportaba al Chapecoense, un Avro Regional Jet 85 (RJ85), debía haber llegado a Medellín en torno a las diez de la noche de Colombia. Poco antes de iniciar su descenso, perdió el contacto con la torre de control. Los pilotos habían alertado, según varias fuentes, de “fallas eléctricas”, aunque las autoridades no han confirmado el motivo exacto del accidente. Una de las hipótesis que se baraja es que el avión se quedó sin combustible. El siniestro se produjo en las inmediaciones del cerro El Gordo, en el municipio de La Unión, en un lugar relativamente cercano al aeropuerto José María Córdova, a una hora de Medellín, la segunda ciudad más grande de Colombia.
En el momento del siniestro las condiciones meteorológicas en la zona eran buenas, según informaron las autoridades locales. Sin embargo, la falta de luz y la intensa lluvia que cayó durante toda la noche dificultaron las ya de por sí complicadas tareas de rescate. El lugar donde se estrelló el avión era un lugar escarpado, a una media ahora a pie de la vía más cercana. Hasta 150 personas de Aeronáutica Civil, la Fuerza Aérea Colombiana y organismos de socorro participaron en las labores de rescate. Siete personas pudieron ser rescatadas con vida –dos miembros de la tripulación, cuatro futbolistas y un periodista-, aunque una de ellas finalmente murió. El 70% de los cuerpos fue encontrado en el fuselaje del avión, mientras que sobre el terreno se halló el 30% de los cuerpos, entre ellos los de los supervivientes. Los rescatistas encontraron restos de la aeronave en 500 metros a la redonda del lugar del siniestro. Después de conseguir evacuar los cuerpos, pasado el mediodía de colombiana, se consiguieron las cajas negras del avión, que aportarán más información sobre las causas del siniestro.
Las personas que pudieron ser rescatadas con vida son: Ximena Suárez, auxiliar de vuelo; Erwin Tumiri, técnico de la aeronave; los jugadores Alan Luiciano Ruschel, Jackson Folmman y Helio Hermito Zampier. El cuerpo de este último fue recuperado cinco horas después del siniestro. Además, sobrevivió a la tragedia al periodista Rafael Malmorbida, a quien en un primer momento se identificó como Rafael Henzel. El portero del equipo brasileño Danilo Padilha fue rescatado con vida, pero murió antes de llegar a alguno de los hospitales donde se han trasladado a los heridos.
El
Chapecoense tenía previsto viajar directo a Medellín. La falta de un acuerdo de comercio aeronáutico impidió, sin embargo, que la empresa boliviana Lamia llevara al equipo desde Sao Paulo hasta Medellín,
informa Fernando Molinadesde La Paz. Esta operación solo está permitida en Brasil para empresas brasileñas o colombianas. Por eso el equipo debió viajar de Sao Paulo a Santa Cruz (Bolivia), en un vuelo comercial de Boliviana de Aviación, lo que retrasó el chárter, que partió del aeropuerto de Viru Viru a Medellín. Las autoridades aeronáuticas bolivianas recalcaron que el avión partió de Santa Cruz con todo “en regla”, sin desperfectos y en condiciones óptimas para volar. Recientemente esta misma compañía había sido utilizada por la selección argentina para realizar varios desplazamientos.
En un principio se pensó que en el avión volaban 81 personas. Después de cotejar las personas que habían embarcado en Brasil y en Bolivia se comprobó que habían abordado 68 pasajeros de origen brasileño y 9 tripulantes de origen boliviano. Las cuatro personas que no iban en la aeronave corresponden a: Luciano Buligon, alcalde de Chapeco, la ciudad sede del equipo Chepecoense; Plinio Nes Filho, dirigente del Chapecoense; Gelson Merisio, diputado de Santa Catarina e Iván Carlos Agnoletto, periodista
El equipo brasileño, de la ciudad de Chapecó, en el Estado de Santa Catarina, se dirigía a Medellín para disputar el partido de la final de la Copa Sudamericana contra el Atlético Nacional. La alegría de los jugadores ante tamaña gesto quedó reflejada en un vídeo que circuló por las redes, en las que la plantilla se mostraba ilusionada antes de partir de Santa Cruz a Medellín. El Chapecoense se había convertido en la sorpresa de la última temporada en el fútbol latinoamericano. Nadie confiaba en que un equipo tan modesto, que estuvo a punto de desaparecer por cuestiones económicas hace unos años, pudiese dejar en el camino a clubes como el San Lorenzo de Almagro, Independiente o el Junior de Barranquilla, también colombiano. Su periplo en la Copa Sudamericana llevó a que muchos lo calificaran como el Leicester brasileño, en referencia al actual campeón de la liga inglesa. El Atlético Nacional pidió que la Copa fuese entregada, de forma simbólica, al club brasileño.
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, habló al poco de conocerse el siniestro con su homólogo brasileño, Michel Temer. Es, por su parte, manifestó su duelo con las familias de las víctimas: "En esta hora triste en que la tragedia se abate sobre decenas de familias brasileñas expreso mi solidaridad". La Cancillería de Colombia trabaja ahora para facilitar la repatriación de los cuerpos con la mayor brevedad posible.
Los mensajes de solidaridad y apoyo con las víctimas no se han hecho esperar, especialmente en el mundo del fútbol. Desde el Real Madrid, que guardó un minuto de silencio, hasta la solidaridad de figuras como Messi o Maradona, el fútbol volvió a ser una piña.
El siniestro del Chapecoense trae a la memoria otras tragedias similares sufridas por equipos de fútbol. En 1949, el avión en el que regresaba el equipo italiano del Torino tras jugar en Lisboa se estrelló. Murieron 42 personas, entre ellas casi toda la plantilla. Nueve años después, la aeronave que transportaba al Manchester United desde Múnich sufrió un accidente. Ocho jugadores, dos directivos y el técnico murieron. Sobrevivieron siete jugadores, entre ellos la leyenda del United Bobby Charlton.